La autoestima no nace de un día para otro. Es un proceso que se construye paso a paso desde la primera infancia y que influye profundamente en la manera en que un niño se percibe, se valora y enfrenta el mundo. Fomentarla desde los primeros años no solo les da seguridad y confianza, sino que también sienta las bases para su bienestar emocional, sus relaciones y su aprendizaje a lo largo de la vida.
¿Qué es la autoestima y por qué es tan importante en la infancia?
La autoestima es la valoración que una persona tiene de sí misma. Incluye cómo se percibe, cuánto se quiere y qué tanto confía en sus capacidades. En los niños, esta valoración se forma principalmente a partir de las experiencias tempranas, el tipo de vínculo que establecen con sus cuidadores y el entorno que los rodea.
Según el psicólogo Erik Erikson, durante los primeros años los niños atraviesan etapas en las que desarrollan la confianza, la autonomía y la iniciativa. Cuando cuentan con un entorno que les permite explorar, expresarse y sentirse valorados, la autoestima crece sólida y saludable.
Una autoestima fuerte en la infancia les permite:
- Sentirse capaces de enfrentar nuevos retos.
- Manejar mejor las emociones y la frustración.
- Relacionarse con otros con seguridad y empatía.
- Tomar decisiones y formar un sentido claro de identidad.
Cómo se construye la autoestima en los primeros años
El desarrollo de la autoestima empieza desde el nacimiento y se consolida con cada experiencia significativa. Estos son algunos elementos fundamentales en ese proceso:
El vínculo afectivo seguro
La base de una autoestima sana es sentirse amado y aceptado. Un bebé que recibe cuidado sensible, consuelo cuando lo necesita y atención constante aprende que es valioso y digno de amor.
La validación emocional
Nombrar, escuchar y aceptar las emociones les enseña que lo que sienten importa. Decir frases como “Entiendo que estás enojado” o “Sé que te sientes triste” refuerza su valía personal.
La autonomía progresiva
Permitir que el niño explore, elija entre opciones y resuelva pequeños desafíos le transmite el mensaje de que sí puede. La confianza en sus capacidades fortalece su autoestima.
El reconocimiento y el refuerzo positivo
Celebrar sus logros, por pequeños que sean, motiva a seguir intentando. Frases como “¡Lo lograste tú solo!” o “Estoy orgulloso de tu esfuerzo” tienen un impacto profundo en cómo se percibe.
El manejo respetuoso del error
Los tropiezos son parte del aprendizaje. Enseñarles que equivocarse no los hace menos valiosos, sino que es una oportunidad para aprender, es clave en la construcción de una autoestima sólida.
Estrategias prácticas para fortalecer la autoestima
- Habla con amor y respeto: las palabras que usas se convierten en la voz interior de tu hijo. Cuida el lenguaje y evita etiquetas negativas.
- Celebra el proceso, no solo el resultado: destaca el esfuerzo, la perseverancia y la actitud, no únicamente el logro.
- Permite que tome decisiones: desde elegir su ropa hasta escoger un libro, darle opciones fomenta independencia y confianza.
- Escucha activa: presta atención real a lo que dice, sin minimizar sus emociones ni compararlo con otros.
- Sé su ejemplo: los niños aprenden más de lo que ven que de lo que se les dice. Si te tratas con respeto y hablas bien de ti mismo, ellos aprenderán a hacer lo mismo.
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